jueves, 23 de junio de 2011

Remando en solitario

Viajando al pasado encontré los vestigios
de sueños profundos e inarraigables
anhelos fraguados al son de una musa presente
de nombre soledad y apellido ausencia.

Una noche de silencios sublimes con tinte hegeliano
tales sueños parecieron concretarse.
Danzar en armonía con la Princesa imaginada
una historia quizá perfeccionada.

Creí, creí en certezas, promesas, miradas dulces
palabras, momentos
volé a lo lejos, a valles inalcanzables
cuando no es concreto el sueño feliz.

Creí en el sueño real
de la palabra dualidad,
pensé navegar felizmente
en una barca de nombres Amor Unido.

Pero, oh funesta sorpresa,

Me vi una mañana, remando en solitario,
nadando desesperado
en las turbias aguas de mis propias lágrimas
tras golpe funesto del destino incierto
que rompió la barcaza

y supo hundirme en el agrio mar
de la tristeza y la desconsolación
de la inefable revelación
sentenciada en un viaje siempre solitario.

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