lunes, 1 de junio de 2009

Humillación

En triste esclavo
y mísero mendigo de amor
lograste convertirme

Fui el siervo de tus placeres
el juguete de tus ansias banales
profesaste sentimientos
pero mentías con tal de hartarte de goce constante...

Jugabas con fuego, no te importaba
llorabas de mentiras, amarme decías
y en tu juego de inocente e ingenuo yo caía...

Profesé amor, fidelidad, lealtad
y en vano fue el trasegar
pisoteaste con ímpetu indolente
el bello jardín que albergaba en mi ser...

Cubriste con vergüenza algo que pudo ser sublime
con evasivas mundanas, hipócritamente
destripaste mi alma, briosa de sentir...

Hiciste de mi ser una sombra aciaga
deambulé pesaroso, anulado, destrozado
con el corazón hecho añicos,
trizas del viento funesto de tu proceder
y reías, ingenuamente, sin todo esto comprender...

Nunca sabrás
que te amé con gran fuerza
y que en silencio te odié fieramente
que desdeño el pasado junto a ti
y al hacerlo, totalmente me repudio a mí mismo

pero no importa, me he arrodillado
he sido el esclavo, tu siervo, finalmente, mi propio lacayo
y caí profundo, en el vacío donde mi angustia no fue escuchada
pero resurjo, poderoso y flameante
con potencia, con el ímpetu jamás existente

Soy consciente, mi empresa pasada
junto a ti languideció cual porqueriza cochina siempre se fraguó
pero no importa, río actualmente
permitiste descubrir en mi bajeza
que soy humano, que odio y que amo...