Has sido mi escuela…
La maestra que me enseñó a querer
Aquélla que también me instó a dudar
Y por supuesto, a odiar…
Me has entrenado en el sentimiento
Contigo aprendí a desconfiar
A desilusionarme día tras día…
Fuiste como ese falso grito triunfal
Pues se desvaneció y una vez más
En fracaso se convirtió…
Contigo aprendí a venerar
Pero a la vez, aprendí a desvalorar
Y también de la superficialidad y lo pasajero
Aprendí a disfrutar…
Quise tenerte, pero no pude
Quise adorarte, y quizá tropecé en el camino
Pero contigo aprendí lo que otras de mí pudieron disfrutar…
Hoy sólo te pido una última lección
La más valiosa, la más duradera
Y como buen discípulo, contigo la aplicaré
Nada más enséñame a olvidar…
(Mayo 24, 2007, 3:42 P.M.)
El anciano engalanado había arribado, una vez más, en horas de la tarde, a
la casa de su buen amigo Toño María. Vestía un traje azul oscuro, camisa
blan...
Hace 1 año
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